Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 25 abril 2024.

CETA: una batalla todavía no ganada

    La ceremonia planeada para este jueves, 27 de octubre, en Bruselas puede para que la Unión Europea firme el acuerdo comercial con Canadá puede irse al traste si el presidente de la región de Valonia sigue mostrando su oposición.

    25/10/2016.
    Estamos con Valonia por rechazar el CETA

    Estamos con Valonia por rechazar el CETA

    Durante la semana pasada, mientras se celebraba la cumbre ciudadana sobre el CETA en Bruselas, la respuesta de cientos de organizaciones de todas partes de Europa no se hizo esperar. Sindicatos, ONG’s, asociaciones ecologistas, intelectuales, investigadores de ambos lados del Atlántico y académicos enviamos una firme señal de apoyo al líder de Valonia, Paul Magnette, para que resistiera al chantaje y presión a la que los lobbies financieros le están sometiendo.

    En ese sentido, hoy mismo, 24 de octubre, ha planteado, el presidente del Parlamento valón ha afirmado que no podrá dar una respuesta positiva al acuerdo del tratado de libre comercio, entre otras cosas porque “quieren que la transparencia y la democracia sean respectadas”. De igual modo ha denunciado la falta de transparencia global de los tratados europeos, algo que desde la Campaña No al TTIP y desde la FSC-CCOO hemos venido denunciando durante estos años.

    El Acuerdo Económico y comercial comprehensivo (CETA) es uno de los acuerdos de libre comercio más ambiciosos planteados hasta ahora en el seno de la Unión Europea. De aprobarse, se eliminarán casi todas las tarifas al comercio entre el mercado de la UE con 508 millones de personas y la economía mundial número 10. Pero no se trata sólo de eliminar barreras. Estos acuerdos de última generación suponen un avanzado instrumento para los deseos de los poderes neoliberales puesto que otorgan una importancia central a las inversiones extranjeras y a los mecanismos de protección de las mismas frente a los estados soberanos y por su puesto, tendrán una enorme repercusión en los niveles de protección de los derechos de la ciudadanía.

    El CETA está considerado un tratado mixto lo que significa que para su aprobación, tiene que ser ratificado por cada uno de los Estados Miembros. En el caso de España, con absoluta impunidad y silencio, el gobierno español en funciones ha decidido dar el visto bueno para que el CETA sea aprobado provisionalmente por el Consejo Europeo sin haber pasado previamente por un debate en el Congreso de los Diputados, saltándose las reglas democráticas de cualquier parlamento. En la práctica esto significa que hasta que todos los Estados Miembros den su aprobación definitiva, el acuerdo comenzaría a aplicarse, con las dificultades para revertir cualquier tendencia liberalizadora una vez puesto en marcha el mismo.

    Ya en verano desde la FSC-CCOO considerábamos que la petición de aplicación provisional era un arma de doble filo que iba a dificultar la no reprobación del mismo una vez que entre en vigor.

    La respuesta del gobierno de Valonia expresando las reticencias a firmar un acuerdo que socavará sin lugar a dudas las normativas de empleo y medioambientales suponen un golpe duro a una Comisión Europea y al Consejo que pretender agotar todos los cartuchos con tal de que la firma tenga lugar.

    No podemos olvidar que en estos tratados comerciales que se están negociando en toda Europa van a incidir negativamente sobre las normas medioambientales, sociales y laborales de nuestros países. Además, en Canadá operan 42000 empresas de Estados Unidos dado el alto nivel de integración existente entre estos últimos y Canadá, lo que supone abrir el mercado a empresas que no se adscriben a la normativa laboral básica, esto es, a los convenios de la organización internacional del trabajo.

    Creemos que parte del rechazo de Valonia tiene que ver con el alto grado de oposición a la firma de estos tratados de una sociedad civil organizada y en oposición a los mismos. Este tipo de acuerdos, de salir adelante, supondrán la victoria de grandes lobbies afincados en ambos continentes, unos lobbies, los de las corporaciones, que campan a sus anchas por los pasillos de Bruselas, y en los que sin escrúpulo alguno, junto con la patronal europea BusinessEurope, construyen acuerdos hechos a la medida de los grandes poderes económicos.

    Siempre hemos defendido en el movimiento sindical que el proceso de integración económica de la UE debía venir acompañado de una Europa social justa con la clase trabajadora y la ciudadanía en su conjunto. Una Europa social que, sin embargo, no acaba de llegar. Ahora la Comisión lleva años pretendiendo utilizar los acuerdos comerciales como la medicina perfecta que nos sitúe fuera de un entorno económico en dificultad. El chantaje al que están sometiendo al pueblo valón resulta, cuanto menos grotesco en una Europa que dícese llamarse de los pueblos. Frente a la resistencia Valona, la campaña Europa del TTIP muestra con alegría lo sucedido. Curiosamente, ni siquiera países castigados por las medidas de austeridad, como Portugal, Grecia y ni mucho menos España, han sido los que dieran un golpe encima de la mesa. Han tenido que ser una región de Bruselas que ocupa aproximadamente el 32% de la población belga, las que se enfrenten a los gigantes comerciales. Además, otros cinco gobiernos regionales se han sumado a la “no”autorización de la firma del tratado y esto significa que, según la constitución belga, Bélgica no puede dar el sí como respuesta. Frente a esto, hay quienes critican últimamente las consecuencias de que a los gobiernos regionales se les dé demasiada capacidad para tomar decisiones. Y desde la FSC-CCOO consideramos que ningún gobierno tiene que perder la capacidad para poder ejercer su propia soberanía máxime cuando de ella dependen decisiones que van a afectar a las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía. No podemos bajar la guardia porque ésta es tan sólo una batalla. Mientras tanto, otros tratados, como el TISA siguen su camino, de una manera tremendamente opaca...

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