Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO | 26 abril 2024.

La opinión pública y la opinión publicada

    Entre las poquísimas coincidencias que mantengo con Felipe González se encuentra la diferencia entre opinión pública y opinión publicada, que ha sido muy evidente en los últimos tiempos y que parece claro que su distanciamiento se mantendrá, al menos, una temporada, hasta que los integrantes de la opinión publicada se tomen más en serio a sus hipotéticos usuarios. Los medios de comunicación, la opinión publicada, en suma, llevan bastante tiempo tan alejados de la realidad social que sus fracasos tienen una enorme repercusión y no parece que hayan tomado nota de sus desaciertos. Han pifiado con el Brexit, con la elección de Donald Trump y ahora con Venezuela, posiblemente porque están más obsesionados con servir a su señor que con mirar alrededor. Últimamente solo han dado en el clavo con la apuesta por Ennmanuelle Macron en Francia. Y a ver cuanto dura.

    08/08/2017. Vicente Bernaldo de Quirós, periodista
    La bandera de Venezuela

    La bandera de Venezuela

    Si hay algún caso en el que la opinión publicada y la pública haya tomado caminos tan divergentes es en el caso de Venezuela. Pero ¿alguien de verdad se ha creído que los venezolanos iban a apostar por el cantamañanas de Leopoldo López, a pesar de que la prensa española le ensalce como un líder democrático, pasando por alto su pasado ultraderechista y su apoyo a un golpe de Estado contra Maduro.

    Los venezolanos pueden ser cualquier cosa menos gilipollas y no apoyan una opción política que les suponga la pérdida de derechos sociales y económicos logrados con el chavismo. Hombre, gilipollas de verdad somos nosotros que después de haber aguantado desahucios, corrupción y recortes volvemos a votar por Mariano Rajoy porque dice la opinión publicada que es el único que nos puede mantener en la senda del crecimiento (guau).

    Si los habitantes de Caracas tuvieran la oportunidad de leer La Razón, ABC, El Mundo o El País, se pensarían que estaban en Marte en vez de en la capital de Venezuela y si no supieran por la prensa de allí (que también hay de la oposición, pero existe otra gubernamental) que los atentados atribuidos a los chavistas y los ametrallamientos que nuestra opinión publicada situaba en la órbita de los amigos de Maduro habían sido ejecutados por comandos radicales de la oposición de derechas, a lo mejor hubieran votado de forma distinta este 30 de julio en la Constituyente.

    Resulta que el objetivo de la derecha antichavista era que en esa consulta, tan legítima como cualquiera que se convoque con todos los requisitos, no votara nadie para demostrar el fracaso del régimen. Y cifraron la cifra de asistentes a las urnas en un 12%, sin más datos ni argumentos que su real decisión, porque ni siquiera contaron con representantes en las mesas. Parece más realista el porcentaje facilitado por el Gobierno que cifra los votantes en el 41%, cantidad escasa, ciertamente, pero que se puede atribuir al hecho de que en los barrios ricos los pistoleros de la oposición amenazaban a los que se arrimaban a las urnas con disparar a dar.
    También es verdad que, como la oposición hizo dejación de presentar controladores de las votaciones, el Gobierno podría haber dado una cifra de votantes a la búlgara. Pero fue más inteligente y se adaptó a la realidad.

    En la opinión publicada se daba por hecho de que la elección de la Asamblea Constituyente era un golpe de Estado porque pretendía desalojar a la oposición de la mayoría parlamentaria. Los mismos que tachan de antidemocrática la decisión del régimen bolivariano aplaudieron con las orejas el cambio del artículo 135 de la Constitución española en un par de noches y en pleno agosto, solo para obligar a pagar la deuda a los bancos extranjeros.

    Querámoslo o no, nos guste o nos irrite, Venezuela le ha dado un cheque en blanco a Nicolás Maduro , un día antes de que se cumplieran los 200 años de la victoria de los independentistas venezolanos sobre los realistas españoles en la batalla de Matasiete. El espíritu del general Esteban Gómez sobrevoló el país. Puede ser criticable alguna decisión del Ejecutivo venezolano. Pero considerar que Leopoldo López y el alcalde de Caracas, que llamaron a la insurrección golpista y con sentencia firme, no deben estar en prisión parece contradictorio con el hecho de que la oposición elija los jueces más favorables para desbancar al Tribunal Supremo. En realidad, la ultraderecha del país ha querido seguir un proceso similar al que llevó a Chile al derrocamiento de Salvador Allende y a la llegada de la dictadura de Pinochet. Pero no han tenido la misma suerte. A pesar de los llamamientos al golpe militar, el Ejército venezolano se mantiene fiel a la democracia. Por muchos años.

    Opinión: Vicente Bernaldo de Quirós, periodista.